24/10/2017

Panamá: Medir para Saber, Entender y Mejorar

Hoy es un día muy importante para el país: por segundo año consecutivo, se aplica  una prueba censal de lectura comprensiva para alumnos de tercer grado de escuelas oficiales y particulares  en todo el territorio nacional.  Por primera vez,  la Prueba Crecer medirá  también las habilidades de los niños de tercer grado en matemática. Además, se llevará a cabo una prueba muestral para estudiantes de sexto grado en matemática,  ciencias naturales y, comprensión lectora. A pesar de ser uno de los países con uno de los  sistemas de información educativa más débiles de América Latina, gracias a este esfuerzo, Panamá  tendrá una radiografía del desempeño de su sistema de educación primaria y de su avance, gracias a la prueba de lectura comprensiva llevada a cabo en 2016.

 Este esfuerzo es importante porque la comprensión lectora es el ´primer paso para una trayectoria estudiantil exitosa.  Sin comprensión lectora, se hace muy difícil  el dominio de la matemática  y de las  ciencias. Estas mediciones llegan en un momento crítico. El índice Mundial de Competitividad del Foro Económico Mundial 2017-2018 mostró resultados  que nos dejan, en materia educativa, muy atrás de países vecinos como Costa Rica. Con un Producto Interno Bruto (PIB)  per cápita  ligeramente inferior a Panamá, en  temas como educación primaria y educación superior,  supera al promedio de América Latina.

Los resultados en el Segundo y Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE y TERCE)del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la  UNESCO,  llevados a cabo en 2006 y 2013, respectivamente, en niños de  tercer y sexto grado, son desalentadores. Si bien  el país  muestra un avance de aproximadamente dieciocho puntos  entre ambas pruebas, los 482 puntos promedio obtenidos por Panamá  están lejos de los 543 puntos alcanzados por Costa Rica  y de la media latinoamericana de 512.5 puntos.  No ayudan los serios problemas de acceso a servicios básicos  como energía eléctrica, agua potable, desagües y conectividad a Internet, que afectan a los más pobres. Todo ello  evidencia que es  largo  y empinado el camino para lograr equidad y calidad educativa.

Herramientas de medición como las pruebas nacionales e internacionales son  instrumentos eficientes para diseñar y enfocar políticas públicas en temas de prioridad nacional. Urge  reforzar los programas de educación inicial, principalmente, en áreas comarcales que,  de manera reiterativa, tienen resultados muy  bajos y concentran, a su vez, a la población en mayor grado de necesidad. Pareciera que las desigualdades sociales del país  se reflejan en su sistema educativo. Por ejemplo, en  la prueba PISA 2009,  solo un selecto grupo de escuelas privadas del país alcanzaron los estándares internacionales de comprensión lectora.

Los resultados de las pruebas deben darnos  una mejor perspectiva del impacto de programas del Ministerio de Educación (MEDUCA) enfocados a mejorar la calidad de nuestra educación primaria y  promover la toma de decisiones con base en información objetiva. Las pruebas internacionales nos acercan a los estándares mundiales. Las pruebas TERCE, por ejemplo,  mostraron serias deficiencias en matemática y ciencias naturales, fundamentales para el  desarrollo tecnológico. Países como la  India, potenciaron la educación en ciencia y hoy son referentes mundiales en  tecnología.

La valiosa información que se derivan de estas pruebas debe ser del dominio público y marcar  el norte en la hoja de ruta de  los tomadores de decisiones, responsables de las políticas públicas. Urge que Panamá ofrezca educación integral de calidad mundial para  todos. Medir para saber, medir para entender y medir para mejorar no es una opción: es un imperativo social.


Por Kevin González

Miembro de Jóvenes Unidos por la Educación