¿Bogotá Ciudad educadora?
Desde Educación cinco resaltamos que este año uno de los temas sobre los que más han conversado los candidatos a las alcaldías, en sus debates formales, es la educación.
Desde Educación cinco resaltamos que este año uno de los temas sobre los que más han conversado los candidatos a las alcaldías, en sus debates formales, es la educación. Muchos de ellos sofisticaron su discurso e incorporaron en sus programas temas como la jornada única, el clima escolar y la formación docente, para mencionar sólo algunos. Igualmente, incluyeron cifras sobre la marcha de la educación en el nivel local.
Sin embargo, los "cómo" siguen siendo convidados de piedra en los programas: no hay mucha información sobre recursos, equipos de trabajo y sostenibilidad de lo planteado. Los bogotanos, y esto incluye a todos los que vivimos en Bogotá, así no hayamos nacido en ella, soñamos con que la capital se sienta como una ciudad de oportunidades e intercambios educativos como los que suceden en Medellín o en Manizales.
Hace ya casi dos décadas vimos cómo las prácticas de cultura ciudadana nos cambiaron la forma de relacionarnos, de ser y de leer la ciudad. ¡Esto es educación! Por ello, desde Educación cinco y desde la Alianza Bogotá 2025, liderada por la Cámara de Comercio de Bogotá, planteamos pilares que esperamos inspiren la gestión de los próximos mandatarios y sean tenidos en cuenta a la hora de plantear el plan de desarrollo: necesitamos recuperar la familia, con todas las transformaciones que ha tenido, como núcleo de creación de valores y enseñanzas fundamentales. Necesitamos maestros comprometidos, instituciones constructoras de capital social y aglutinadoras del territorio, mejoras en los resultados de los aprendizajes, un sistema educativo articulado en sus distintos niveles y con la sociedad, e innovación curricular y pedagógica.
En el análisis de la educación en Bogotá hecho a partir del Índice del Derecho a la Educación (IDE), se destaca que, a partir de 2014, se rompe la tendencia decreciente en el número de matriculados en el sector oficial: ésta aumentó en un 0.4%. Pese a estos esfuerzos, anualmente todavía cerca de 20.000 estudiantes desertan del sistema, especialmente en la básica secundaria (3.5%) y la media (2.5%). Otro aspecto interesante es que los setenta establecimientos incluidos en el programa de Jornada Extendida 40x40 atienden a un total de 188.438 estudiantes. Al parecer esto tiene una incidencia positiva en la reducción de la brecha entre las instituciones oficiales y no oficiales: el porcentaje de establecimiento oficiales ubicados en las categorías superiores de las pruebas nacionales es cada vez mayor. No obstante, el mejoramiento en la calidad de los aprendizajes sigue siendo un desafío, pues, en 2013, el 21% de los estudiantes de quinto grado no superó el nivel mínimo de complejidad de la prueba de matemáticas.
La ciudad está innovando en incluir en las mediciones de calidad pruebas como las Ser e iniciativas como Acercando Realidades que han facilitado el intercambio entre los sectores educativos oficial y privado, Escuela Ciudad Escuela, propuesta para convertir a Bogotá en una gran escuela, y Educación para la Ciudadanía, cuyo nombre evoca mucho. No obstante, luego de revisar los programas les decimos a los candidatos que hay temas que definitivamente deben tener en cuenta y llenar de contenido para no quedarse sólo en los titulares: en materia de formación docente, actualmente el Distrito financia el 70% de los postgrados de más de 5.000 docentes. Sin embargo, más allá de contar con financiación, es importante fijar la mirada en programas curriculares que aporten al mejoramiento de la práctica educativa, en el desarrollo de escenarios para trabajar en materia de didácticas, generar redes de docentes y ampliar la cobertura de estas iniciativas.
Por otra parte, también es evidente una tendencia positiva en la inversión en educación: $6.3 millones acumulados para el periodo de 2012 a 2014. Con esto en mente, vale la pena revisar la sostenibilidad de temas clave para la ciudad como la atención integral a la primera infancia, más allá del prescolar; la jornada extendida, el mejoramiento de las condiciones de convivencia y seguridad en las instituciones educativas y el desarrollo de propuestas innovadoras para Bogotá en materia de institucionalidad, que permitan que la educación sea el centro de las transformaciones. Igualmente, es necesario evidenciar esquemas de gobernanza para todos los niveles educativos, desde la primera infancia hasta la educación terciaria. Si bien en Bogotá está ubicada gran parte de las instituciones educativas de mayor nivel, no contamos con instancias que promuevan, entre ellas, una articulación con sentido pedagógico y de ciudad.
Son muchas las cosas que podríamos decir... Lo más importante: candidatos, cuentan con Educación Cinco para conversar sobre estos temas. Esperamos que no sufran del complejo de Adán, reconozcan lo bueno que se ha hecho y retomen los avances positivos en educación. Recuerden que, además de recursos y buenas políticas, es clave tener claro que, en un escenario de posconflicto, la educación es la vía. Queremos poder decir, como en Perú: “Cambiemos la educación, cambiemos todos.”
*Autor: María Victoria Angulo
Publicado en el diario El Mundo - 25 de Septiembre de 2015- Tweet