Juntos por la Educación Paraguay

03/10/2017

Paraguay- Prácticas para vivir en democracia: los centros de estudiantes

Imaginen despertar todos los días, ir al trabajo y que no tengan ni voz ni voto en cómo hacer las cosas; esto le sucede a mu­chas personas diariamente pero, algunas, tienen la posibilidad de hablar con su jefe o tratar de buscar un nuevo trabajo si no es­tán conformes con la manera de hacer las cosas en el actual. Ahora imaginen llegar a su casa y no tener tampoco ningún tipo de influencia en lo que sucede y que la única manera en que su opinión pueda ser toma­da en cuenta sea a través de la representa­ción de otras personas. En el caso de los estudiantes puede suceder lo mismo: cuan­do jóvenes, en el colegio, no encuentran un espacio de opinión en función a sus inte­reses y a veces esto es la continuidad de un proceso iniciado cuando niños en algunas casas. Esto resultaría frustrante para mu­cha gente.

El futuro de los jóvenes depende en gran medida de su permanencia en el sistema educativo en el que tienen poca o nula in­fluencia y donde su única herramienta de participación son los centros de estudian­tes.

El centro de estudiantes es una asociación democrática de alumnos de una institución educativa. Como cualquier otra asociación, tiene estatutos propios de común acuerdo entre los miembros donde se establecen las normas. La finalidad principal de un cen­tro de estudiantes es poder representar al alumnado ante las autoridades escolares y externas.

Los centros de estudiantes mantenían viva a la ciudadanía en las asfixiantes dictadu­ras en toda Latinoamérica. En el 2000, en Paraguay, mediante el Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE), se conseguía el medio pasaje para todos los estudiantes de la nación. El movimiento UNA No Te Calles logró, en el 2015, la salida del ex rector Froilán Peralta y de la mayoría de los decanos en pos de la renovación de la Universidad Nacional de Asunción.

El centro estudiantil es y será siempre el espacio de los estudiantes para ejercer par­ticipación ciudadana. En los países como el nuestro, donde las dictaduras combatieron de manera férrea “la asociación civil” hasta el punto de no poder juntarse ni en las es­quinas, es donde los Centros de Estudian­tes son un tema tabú hasta hoy. Es, en es­tos países, donde no podemos esperar que los jóvenes, después de 18 años de seguir órdenes con la cabeza gacha, sean ciudada­nos responsables de la noche a la mañana, sin ninguna práctica de participación.

Los estudiantes secundarios organiza­dos no tienen como plan ir en contra de las normas del colegio, protestar por pura diversión o destruir el mundo que conoce­mos. El centro de estudiantes surge en pos de una mejor educación, construida por todos los actores del sistema educativo y por ende más democrática. Dentro de ese sistema, los alumnos son quienes mayor entrenamiento democrático requieren y quienes más experiencia de participación necesitan.

Todos fuimos jóvenes y como tales hemos querido cambiar el país.

Si los estudiantes no tienen el poder para cambiar al país, ese poder no lo tiene na­die.


Alejandro Scelfo 

(El artículo completo puede leerse en Diario 5 Dias https://www.5dias.com.py/amp/practicas-para-vivir-en-democracia-los-centros-de-estudiantes/ )