Proyecto Educar 2050 Argentina
19/05/2016Reseña de Agustina Harriague, coordinadora del Líderes para el Aprendizaje
Hace un par de años me fui a trabajar a dos escuelas de un pueblo en la provincia de Córdoba. Estaban separadas por una ruta, atendían a la misma población y tenían la misma cantidad de alumnos. En una me costó mucho trabajar, faltaba trabajo en equipo, no había un proyecto común, mucho ausentismo docente y de alumnos. En la otra, el trabajo fue muy placentero, había mucha predisposición de los docentes, los niños asistían y se observaban buenos aprendizajes. Recuerdo haber visto con claridad cuál era la diferencia entre una escuela y la otra: sus directores. Fue ahí donde vi con claridad que el trabajo con directores tiene un gran impacto que puede transformar escuelas, comunidades y un sistema educativo completo.
Dos años más tarde me encontré trabajando en Líderes para el Aprendizaje, que busca la formación de directores de escuelas para impactar en la calidad de la educación del país. Con mucho entusiasmo comenzó el desafío. Los formularios que llegaban desde la provincia de San Juan aumentaban el entusiasmo. Formularios llenos de ideas, ganas, preocupaciones y compromiso. El entusiasmo aumentó cuando comenzaron a llegar los primeros mails de los seleccionados que manifestaban un enorme agradecimiento: muchas gracias, mil gracias, estoy muy agradecido, agradezco enormemente… Antes de llegar, los directores deleitaban con sus mails expresando sus alegrías, sus ansiedades y, sobretodo, su agradecimiento.
Unos meses más tarde llegó el encuentro presencial. Las personas que escribían tan lindos mails se fueron presentando frente mí, con el mismo entusiasmo que lo hacían desde sus computadoras. Así comenzó un programa que desde el inicio fue para mí un Retiro Intelectual. Rodeado de encuentros, charlas, formaciones, silencios, debates que permitieron que los 31 asistentes (no puedo evitar incluirme) pudieran poner en tela de juicio cada una de las certezas con las que contaban, desafiarse, replantearse y afianzarse como líderes de sus escuelas.
Conocer cada una de sus historias y las de sus escuelas me hizo ver día a día que tenían una certeza común que los unía: los alumnos eran sin duda el motor de lo que hacían. Sonia contaba el primer día que en su escuela eran un equipo “Yo les dije a mis alumnos que me los traía conmigo”, Norma compartía la confianza de que “Todos los alumnos pueden aprender” y Lourdes afirmaba que luego de años de trabajar en su escuela pudo comprobar que “No todos pueden aprender, pensar y actuar de la misma manera y al mismo tiempo”. Los especialistas dictaban unas clases magistrales, pero los aportes y preguntas de los directores durante las clases enriquecían notablemente el ambiente. Ganas de participar, aprender, involucrarse y pensar sus escuelas invadían la Universidad de San Andrés.
Pero no todo terminaba en las clases. A la noche en las comidas con un ambiente más distendido era inevitablemente seguir hablando de nuestro tema en común: la Educación. Los cuestionamientos y las charlas enriquecedoras continuaban, no se perdía ni un minuto para seguir aprendiendo. ¡Si hay algo que aprendí estos días es que los sanjuaninos tienen mucha energía!
Estuve rodeada de 30 personas entusiastas, apasionadas por la educación que quieren impactar realmente en la calidad y equidad educativa. Conocí 30 personas comprometidas realmente con cada uno de sus equipos, alumnos y comunidades. 30 personas agradecidas aprovechando cada oportunidad de aprendizaje y exprimiendo a cada uno de sus especialistas por la gran responsabilidad y compromiso que sentían para llevar esto a sus comunidades.
Convencidos de que cuentan con las herramientas para ponerse a actuar, estos 30 directores vuelven enriquecidos a San Juan con el entusiasmo y la energía para actuar e intervenir en sus escuelas. Termino con la certeza de que son los directores quienes realmente pueden generar un cambio en las escuelas. Trabajar con ellos es trabajar indirectamente con sus alumnos, docentes y comunidades.
Agustina Harriague, miembro de Educar 2050
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