28/11/2017

Cuando la apuesta por las Ciencias se traduce en desarrollo

Los seres humanos nos caracterizamos por varios comportamientos que diversas especialidades científicas han observado y estudiado. De éstos nacen los análisis de patrones que a su vez ayudan a entender las reacciones a los estímulos de la materia que nos rodea.

Marcial Diaz

La biología, por ejemplo, cataloga al ser humano como un animal. Por lo cual es comprensible que la especie humana tenga en común con varias especies la necesidad de embarcarse, más veces que menos, hacia lo desconocido. En la prehistoria, los humanos, éramos nómadas, en ese entonces la migración era útil para mantener la esperanza de vida, la supervivencia de la especie fue la principal motivación que dio origen a los viajes del Homo sapiens**.

Llegado un momento, el ser humano logra expandirse por todo el globo terráqueo, en este punto la supervivencia deja de ser el principal aliciente dando paso a un nuevo estímulo, en el siglo XV, España da origen a la siguiente empresa de la especie: la búsqueda de la ruta a la India Oriental. Este objetivo ya no se enmarca en la supervivencia de la especie, sino en la política y economía.

En 1492, el genovés Cristóbal Colón, financiado por la corona española en la búsqueda de nuevas rutas, productos y posibilidades de comercio, viaja por los mares usando la navegación (por lo tanto las estrellas) como principal herramienta. Se pensaría que la especie sació las ganas de viajar, explorar y conocer pero el ser humano siempre quiere más, por ello volvió a alzar la vista hacia las estrellas pero en un escenario controversial: La Guerra Fría comienza y con ella, la carrera espacial, originando innovaciones tecnológicas como las aplicaciones de la energía nuclear, la computación, la programación y la construcción de cohetes entre otras.

No cabe duda que estamos ante una serie de acontecimientos de gran importancia que implican cambios en un futuro inmediato y en tal contexto, el conocimiento científico y tecnológico son las principales riquezas de las sociedades contemporáneas, un elemento indispensable para impulsar el desarrollo económico y social. La ciencia, la tecnología y la innovación se han convertido en herramientas necesarias para la transformación de las estructuras productivas, la explotación racional de los recursos naturales, el cuidado de la salud, la alimentación, la educación y otros requerimientos sociales***.

En 2016, Silvia Montoya, Directora del Instituto  de Estadística de la Unesco afirma: “La innovación es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). Por eso es esencial el seguimiento de la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D), en conocimiento, en tecnología y en pensamiento que impulsan la innovación en los países”. (Unesco, 2016). En el mismo documento, el ODS 9 insta a los gobiernos a promover la industrialización y la innovación sostenibles, mediante el rápido incremento del gasto en I+D y el aumento del número de investigadores. Ambos indicadores figuran en la nueva herramienta informática, titulada: “¿Cuánto invierte su país en I+D?” (Unesco en el marco de la 9ª reunión de ODS, 2016).

En nuestra región, el Mercado Común del Sur (Mercosur), los gastos en porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencias, investigación y tecnologías se comportan como se aprecia en la Tabla I. Entre los integrantes del Mercosur se puede constatar que Brasil es el país de la región que invierte un mayor porcentaje del PIB en investigación y tecnología.

En la misma tabla, observamos que lo que destina Paraguay para investigación y tecnología está por debajo del 1% siendo así el país con menor inversión del PIB en I+D, dos indicadores estrechamente ligados a las Ciencias. De tal modo que hemos avanzado de la supervivencia a la política y economía, de las caminatas por grandes extensiones de tierra a la navegación por los mares, acompañados siempre por las estrellas. Hoy el Homo sapiens*** vuelve sus ojos hacia las estrellas y se prepara para los viajes por el sistema solar en primera instancia. Ahora debemos decidir en dónde queremos estar ¿mirando las estrellas o viajando hacia ellas?

 

(*) Paola Martínez es Lic. en Educación de las Ciencias Básicas por la UNA, asesora técnica en el proyecto Tikichuela Ciencias en Mi Escuela y divulgadora científica.

(**) Homo sapiens: nomenclatura binomial con la que se conoce a la especia humana.

(***) Álvaro Marchesi Ullastres, Secretario General de la OEI, 2012.