14/09/2017

EL LIDERAZGO EDUCATIVO UN DESAFÍO PARA AMÉRICA LATINA

"Hoy no hay un solo caso documentado de una escuela que logre revertir de manera exitosa la tendencia en los resultados escolares, si no existe un liderazgo talentoso"

*Este documento contienen reflexiones y aportes de la Comunidad de Aprendizaje Latinoamericana de Liderazgo Escolar de REDUCA  (CALLER) y fue consolidado por:

 

Catalina Ángel[1]

Olga Lucía Riveros[2]

 

Investigar las prácticas de liderazgo en educación es un desafío de esta década, que permitirá comprender el papel que tienen los actores escolares en los procesos de transformación educativa. Leithwood et al (2006:5) citado por Bush (2017), señala que hoy no hay un solo caso documentado de una escuela que logre revertir de manera exitosa la tendencia en los resultados escolares, si no existe un liderazgo talentoso.

En consecuencia, la Red de Organizaciones de la Sociedad Civil por la Educación (REDUCA) ha propuesto como tema del año, y con miras a lograr una investigación desde la perspectiva de un estudio comparado, la importancia del liderazgo de los directivos en las escuelas latinoamericanas, teniendo como fuente principal la información suministrada por cada una de las organizaciones que la conforman.

Un recorrido ágil por la literatura, deja ver el interés de varios autores por definir el liderazgo e incluso arriesgar una tipología que logre caracterizar las distintas formas de comprender su ejercicio en la escuela y fuera de ella. Se ha mencionado que, podemos encontrar, en los sistemas educativos, liderazgo transformador, transformacional, sostenible, gestor, distribuido, instruccional, entre otros.

Más allá de las tipologías, surgen otras preguntas como ¿qué significa ser un líder talentoso en el marco de la escuela? A propósito, organizaciones que hacen parte de la red, como por ejemplo, Empresarios por la Educación de Guatemala, a través de su iniciativa, Premio Maestro 100 puntos, ha empezado a definir un perfil del “Director 100 puntos”; es decir, es un intento por precisar cuáles son las características de los directivos que se destacan por su gestión reflejada en el ambiente escolar y los buenos resultados en su institución. Por su parte, el Grupo Faro de Ecuador, como centro de investigación aplicada de políticas públicas, reconocido como “think tanks” de importante influencia en América Latina, adelanta este año un proceso de investigación vinculado a la implementación del programa Comunidades de aprendizaje, en el que, sin duda, el liderazgo de los directivos resulta determinante.

La evaluación como asunto clave para los procesos de calidad educativa, también cobra especial interés es los países de REDUCA. Mexicanos Primero, como iniciativa ciudadana independiente y plural, con centro de investigación, avanza en un marco de prácticas efectivas de liderazgo escolar, a partir del diseño de instrumentos de evaluación que puedan incorporarse en el Diplomado de Líderes Educativos Transformadores (DILET). En Colombia, el interés por la evaluación en el proceso de formación de rectores ha sido uno de los temas centrales de la Fundación Empresarios por la Educación y, particularmente de la Línea de Liderazgo Educativo. Una de las preguntas al respecto remite al rol del directivo en el proceso de evaluación de desempeño docente.

Ya se ha mencionado que el liderazgo en la educación no se circunscribe a la escuela ni a los directivos, al contrario, exige revisar la manera como circula el poder en el sistema educativo. Ello no significa centrarse únicamente en las figuras tradicionales de autoridad, sino en documentar las prácticas que hacen posible transformar estructuras jerárquicamente organizadas y apostarle a la toma de decisiones colectivas y al trabajo colaborativo como columna vertebral del proceso educativo.

En este terreno, vale la pena mencionar el esfuerzo que viene haciendo la Fundación Educación 2020 de Chile, que en el último año se ha concentrado en avanzar en una investigación sobre el impacto del proyecto Redes de Tutoría. Esta experiencia pedagógica, descentra la atención de la relación maestro – estudiante, como la única posible para el aprendizaje y, se ubica en la configuración de “relaciones tutoras”. Allí las familias, los estudiantes y los maestros, asumen un rol distinto en el liderazgo de sus procesos de aprendizaje.

Finalmente, se quiere llamar la atención por el escenario político. Según Salazar (1995) el origen de las políticas públicas se da precisamente con el paso de una situación subjetiva considerada por las organizaciones sociales o gremios a una situación objetiva, en la medida en que se definen problemáticas sociales y se obtiene posteriormente la respuesta del Estado a través de la formulación de la política pública. Esta es la razón por la cual, las organizaciones de la sociedad civil y los gremios se han convertido en actores relevantes en los países democráticos.

En países como Colombia, Chile, México y Ecuador, no existen marcos de política educativa nacional que orienten de manera específica la labor de los líderes educativos.  Por esta razón, las organizaciones han avanzado en la formulación de propuestas que buscan acompañar dichos procesos – como es el caso de la Política Nacional de Liderazgo Directivo en Chile impulsada por Educación 2020 y en el caso de Colombia la firma de un memorando de entendimiento de la Fundación Empresarios por la Educación con el Ministerio de Educación Nacional – capaces de elevar la voz de la sociedad civil frente a los tomadores de decisiones.

Desde REDUCA estamos convencidos que el trabajo colaborativo y la suma de esfuerzos da grandes frutos para garantizar el derecho a aprender de todos los niños, niñas y jóvenes de la región. En este sentido, hacemos un llamado a establecer sistemas de información y líneas de investigación que permitan recoger información básica y pertinente para retroalimentar políticas públicas y generar propuestas de formación y de trabajo que respondan a las necesidades de aprendizaje de los directores, a generar procesos colaborativos intersectoriales articulados y sostenibles a favor del liderazgo educativo mediante alianzas y convenios para  definir puntos de encuentro que ayuden a la gobernabilidad  con base en la evaluación de la oferta; definir un perfil, funciones y estándares de desempeño para los directivos, a fomentar la construcción de redes de líderes escolares que fortalezcan su desempeño y promueva el aprendizaje colaborativo, propender por la formación directiva, así como a generar mecanismos de reconocimiento y valoración de la carrera y la práctica de los directivos (becas e incentivos, estrategias de comunicación, reconocimiento de buenas prácticas, etc.)

Seguimos avanzando!



[1] Coordinadora de la Estrategia de Gestión de Conocimiento de la Línea de Liderazgo Educativo en la Fundación Empresarios por la Educación.

[2] Coordinadora de la estrategia de incidencia en políticas públicas de la Línea de Liderazgo Educativo en la Fundación Empresarios por la Educación.