02/05/2016

Columna: Hacia la inclusión educativa en América Latina

Columna escrita por Danilo Olivares, investigador de Política Educativa de Educación 2020.

La educación es uno de los principales mecanismos para lograr la equidad social y el fortalecimiento de habilidades que nos permitan desempeñarnos en nuestras actividades cotidianas. En ese sentido, Latinoamérica ha realizado esfuerzos para asegurar el ingreso al sistema educativo, ampliando coberturas a población en condición de vulnerabilidad, invirtiendo en más y mejor infraestructura y estableciendo políticas que permitan un aseguramiento de la niñez.

Pese a estos esfuerzos, la mirada ha sido lineal y no sistémica sobre cómo se logran aprendizajes efectivos, provocando exclusión educativa.

Hablamos de exclusión educativa para sepultar el concepto de “deserción”, porque la exclusión no sólo apunta a visibilizar a estudiantes que han salido del sistema, sino también a mostrar qué pasa cuando los aprendizajes no logran ser incorporados en niños, niñas y jóvenes. A esto se suma el rezago, es decir, estudiantes que están bajo su línea educativa según su edad.

Así, hablar de exclusión educativa permite abarcar la situación de manera compleja, desde sus inicios, conformando sistemas de alerta temprana y permitiendo la reinserción de estudiantes fuera del sistema.

En Latinoamérica existen más de 117 millones de niñas, niños y adolescentes en edad de asistir a la escuela y sin embargo 6.5 millones no lo hacen y 15 millones poseen dos o más años de rezago. ¿Por qué hay tantos millones de estudiantes en situación de exclusión educativa?

La primera explicación son los factores extraescolares, relacionados con el entorno de los alumnos y alumnas: nivel socioeconómico y el nivel educativo alcanzado por las familias. A esto se suman las dificultades que presentan las zonas geográficas apartadas o socialmente segregadas. La segunda explicación es por factores intraescolares, que tornan conflictiva la permanencia en la escuela, ya sea por problemas de convivencia, bajo rendimiento académico, currículo pocos apropiados, autoritarismo docente o la falta de una innovación pedagógica.

La exclusión educativa se genera cuando hay situaciones límite, personales y familiares, que alteran el desarrollo y convivencia de niños y niñas, como es la drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia y el trabajo infantil. También cuando la escuela no garantiza los aprendizajes. El último informe TERCE —que aborda los niveles de desempeño en Lenguaje, Matemática y Ciencias— muestró que niños y niñas de América Latina se agrupan en los niveles I y II, es decir, los más bajos, sin alcanzar los aprendizajes esperados para su grado y edad en cada materia evaluada.

Para REDUCA abordar tanto los factores externos e internos de la exclusión educativa es una bandera de lucha. Como red, trabajamos para que el derecho a la educación no sea sólo aseguramiento de cobertura y acceso, sino también garantía de que cada estudiante logre aprendizajes y cumpla sueños de vida. Creemos que los gobiernos también deben compartir esa mirada ampliada, sólo así avanzaremos hacia una Latinoamérica responsable con sus niños, niñas y jóvenes.