Maestros y construcción de nación
En este mes, en el que agradecemos a los maestros por ese aporte inigualable que hacen a la sociedad, quiero dedicarles esta columna a ellos. Estas palabras son solo algunas reflexiones sobre el pasado, presente y futuro de nuestro sistema educativo, que se nutre de sus acciones cotidianas.

Por: María Carolina Meza Botero - Directora de la Fundación Empresarios por la Educación - Colombia
En este mes que pasó, en el que agradecemos a
los maestros por ese aporte inigualable que hacen a la sociedad, quiero
dedicarles esta columna a ellos. Estas palabras son solo algunas reflexiones
sobre el pasado, presente y futuro de nuestro sistema educativo, que se nutre
de sus acciones cotidianas. En la Fundación Empresarios por la Educación llevamos
15 años trabajando de la mano de maestros y maestras que dedican sus días a
llenar de oportunidades la vida de sus estudiantes. En 2002 el país era muy
diferente, y la educación no era la excepción. Estábamos apenas empezando un
proceso de descentralización, que ya estaba siendo cooptado por el
clientelismo. Aún no contábamos con estándares básicos de competencias y la
labor docente se apoyaba someramente en lineamientos curriculares ya algo
antiguos para el momento. El ICFES estaba incursionado en la medición periódica
de competencias básicas en estudiantes de primaria y secundaria, y lo único que
teníamos para conocer nuestros avances y tomar decisiones de política pública
educativa eran las pruebas que se presentaban al finalizar 11°. En estos 15
años el país ha visto grandes transformaciones en el sistema educativo. Ha
aumentado el porcentaje de recursos dedicados a la educación, no solo desde el
sector público sino también desde el privado. A pesar de los grandes retos
presupuestales que tenemos para financiarla, ?tan solo las empresas miembros y
aliadas de la Fundación aportaron en el último a?o más de 100.000 millones de
pesos al mejoramiento de la educación del país! Sin embargo, el presente nos muestra un panorama aún
sombrío. A pesar de la amplia descentralización, la mayoría de las Secretarías
de Educación son organizaciones que no se terminan todavía de armar, con
grandes retos para ejercer efectivamente el liderazgo del sector a nivel
regional. Retos que pasan por temas administrativos, fiscales, técnicos y,
sobre todo, estratégicos. Demasiados ambientes de aprendizaje no cuentan con
las mínimas condiciones para que los ni?os y ni?as puedan aprender y
convertirse en la mejor versión de sí mismos. Los retos se evidencian en infraestructuras
precarias, pobres liderazgos, pedagogías obsoletas y relaciones quebradas entre
la escuela y las comunidades, por mencionar solo algunos. Como lo muestra el
actual paro de maestros, nuestro cuerpo docente, que incluye a más de 440.000
maestros y 35.000 directivos docentes, sigue estando inconforme con sus
condiciones de trabajo. Las negociaciones entre el gobierno y el sindicato
siguen siendo un tire y afloje entre deseos utópicos y realidades de escasez. Y
en el medio, siguen estando los ni?os y ni?as y su frustrado derecho a
aprender. Viene entonces al caso pensar en el futuro del país.
Entramos a una fase nueva de nuestra nación y la posibilidad de repensarnos
está sobre la mesa. El reto de construir un país en paz se relaciona estrechamente
con el de lograr cerrar grandes brechas sociales y fortalecer nuestra
democracia. Como lo han mostrado las naciones más desarrolladas del planeta, la
educación es la clave de estos retos, pero esto implica tomárnosla en serio y
asumir la responsabilidad de construir un sistema más equitativo, innovador y
que permita el desarrollo efectivo de las competencias necesarias en el mundo
de hoy que, evidentemente, no se limitan a las competencias básicas en
matemáticas y lenguaje. El siglo XXI demanda personas con pensamiento crítico,
capacidad de cooperar, creatividad, habilidades de comunicación,
auto-regulación y perseverancia.
A pesar de las deficiencias fiscales que nos aquejan,
debemos comprometernos como nación con nuestro futuro. Esto implica dejar de
lado intereses personales, sectoriales o partidistas, y convencernos de que
solo si trabajamos juntos, desde una visión común de ese ciudadano que queremos
potenciar desde las aulas, podremos tener el país que merecemos. Desde la
Fundación, seguiremos trabajando en esta nueva era por el derecho de todos
nuestros niños y niñas a una escuela que los llene de oportunidades.
Publicado en el periódico El Mundo